¿A cómo el kilo?

Chilangada y no chilangada, ávida de evitar el super y sus ofertas engañosas, de buscar la frescura en sus alimentos y vivir ambientes que se identifican con la familiaridad del trato directo y gentil:

¿Quién no ha ido al mercado? Ya sea para buscar ese caldo de pollo o consomé para sacarnos de la cruda o para echar el desayuno dominguero con el taco de barbacha. Estos lugares en latitudes defeñas cobran vital importancia al ser centros de abastecimiento que forman parte de la conformación social de la colonia o barrio donde vivimos.

Ya tenemos ubicados a nuestros proveedores, sabemos dónde contamos con mejor precio, surtido y variedad. El contacto humano es requisito para envolver al cliente para la compra final.

¿Qué tanto viven sus mercados?

Ahí echen el comentario también el C-box que creo se pone rebueno.

Saludos.