De lo delicioso del pecado.
¿Quién no se ha dejado llevar por el devastador antojo de una gordita de chicharrón con salsa roja, lechuga y tantita cebolla? ¿No? Bueno de una quesadilla, tlacoyo, sope o pambazo.
En cada esquina del Distrito Federal tenemos a la mano la solución al hambre maldita del día a día que nos da después de ir al gimnasio en las noches o pasar todo un día entero sin tragar. Cuando vemos esa imagen llena de sabor y sabrosura nos olvidamos de la cuenta de las 2000 calorías para mantener la línea y los innumerables esfuerzo de los medios para "estar bien" o Prevenimss (o como se escriba).
No hay como disfrutar de esa gastronomía callejera que nos brinda la Ciudad de México, tan variada, tan propia de nosotros. ¿A poco no? ¡A disfrutar se ha dicho Papá Rey Mago!
¡Una de queca de hongos con queso! para empezar...
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